El acoso podría resolverse con el banco de los amigos para combatir el bullying

Patricia Peyró @kontrolparental

Los centros escolares necesitan ideas para combatir el acoso escolar.  Lo primero será detectarlo con algún protocolo o test de evaluación adecuado a sus necesidades.

Después, hacer algo para combatirlo.  Y a veces los niños son los auténticos genios a la hora de generar ideas al más puro estilo brainstorming.  Una de estas ideas tan creativas se ha dado en llamar “el banco de los amigos”, un método sencillo para evitar que el bullying vaya a más, inventado por una niña de edad escolar.

Discutir con la pandilla de amigos y sentirse solo en el colegio es un motivo de intenso sufrimiento para el niño o adolescente.

¿En qué consiste el banco de los amigos?

Inventado por Sammy Vance, una niña americana, el Buddy Bench crea un espacio para que los niños que se sienten solos acudan y sean vistos por los demás niños.

Si un niño está triste o tiene necesidad de un amigo, sentándose en el banco de los amigos dará la señal de alarma a otros compañeros para que lo ayuden ofreciéndole su amistad y confianza.

Con esta idea conseguimos que el niño que se sienta aislado respecto a sus compañeros de clase pueda hacer algo para evitarlo.

¿Por qué los niños no deben sentirse solos? 

Aunque aprender a gestionar la soledad será algo importante a lo largo de nuestra vida, esta es muy poco recomendable tanto niños como en adolescentes, edad en la que es especialmente importante el sentimiento de pertenencia a un grupo.

Tanto es así que la ausencia de amigos, y el retraimiento sistemático de un niño en concreto ha de ponernos en alerta sobre la posibilidad de que exista un acoso escolar, o como mínimo sobre un aislamiento social del niño muy perjudicial para él.  ¿Cómo detectarlo?  En estos casos, nada como la observación del niño en los recreos para ver si juega con otros niños o, por el contrario, va de acá para allá él solo y sin amigos.

Incluso los niños tímidos suelen tener amigos.  Por eso ver a un niño sistemáticamente aislado del resto no es ninguna buena señal.

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