¿Reciben la información que merecen? Los consejos para profesores contra el acoso escolar son tan necesarios como esencial es su figura en la educación de nuestros hijos

Patricia Peyró @kontrolparental

Son muchos los actores que participan en el bullying: una película de terror que afecta a niños a partir de los ocho años y que no remite en magnitud hasta bien entrada la adolescencia tardía.  Entre ellos destacan los profesores.   ¿Por qué no denuncian?  ¿Es miedo a los padres, a los alumnos o a la propia dirección del centro?

El profesor juega un papel esencial en la detección y erradicación del acoso escolar.  Como padres, debemos impulsarles y ayudarles a hacer este trabajo.

A la hora de analizar los pormenores del bullying, tanto en su origen como en su mantenimiento, no podemos olvidar el papel que tienen los profesores:  si bien algunas veces desconocen la existencia del problema, otras se convierten en testigos directos y mudos del acoso escolar. Permitirlo, sin embargo, va en contra de sus intereses y de los de toda la clase al interferir en los procesos de aprendizaje.

Observar para identificar el bullying

Para detectarlo habrán de mantener una actitud de observación activa no sólo en el aula, sino en todo el conjunto de las instalaciones del colegio, desde el comedor hasta el gimnasio y el recreo, pasando por el autobús escolar.  Y buscar aliados ante la sospecha de cualquier tipo de acoso que puedan ratificar esas sospechas.

El docente hará bien en ayudarse de herramientas profesionales y de fácil aplicación, como el sociograma on-line BuddyTool, para detectar el acoso escolar a tiempo. A la venta en TEA EDICIONES, aquí.

Estos son los mejores y más básicos consejos para profesores contra el acoso escolar

Crea un entorno seguro, comenzando por transmitir seguridad a tus propios alumnos, que deben confiar en ti para contarte sus problemas.  Y hazte la siguiente pregunta:  Como profesor, ¿eres una figura de autoridad, de seguridad, o ambas cosas?  La respuesta ideal es ambas cosas, y podrás desarrollarlas con empatía.  Poniéndote en el lugar del niño serás más comprensivo, más justo a la hora de escucharlo, y dejarás de poner etiquetas que pueden hacerle daño.  Por su parte, tu alumno se “soltará” a hablar con más facilidad.

Crea normas claras y concisas para toda la clase.  Para conseguirlo, huye de lo implícito y de las “suposiciones”.  Una buena idea es crear un código de comportamiento con instrucciones concretas que se pueda consultar, que incluya una serie de prohibiciones acerca del hostigamiento.  Haciéndolo así no habrá lugar a confusión y las expectativas serán claras a la hora de recibir la reprobación del profesor o, llegado el caso, una sanción por parte de la directiva.

Practica el refuerzo positivo más que el castigo.  Está más que comprobado que es más efectivo premiar que castigar para obtener idéntico resultado.  ¿Por qué no aplicarlo también al aspecto más social del aula? Definidos los códigos de conducta permitidos, encárgate de premiar a las personas que los cumplen, destacando su buenhacer ante toda la clase.  Esto hará que los buenos comportamientos tengan mayor probabilidad de repetirse, y provocará un efecto de contagio entre alumnos.

Actúa inmediatamente cuando detectes un ápice de bullying o cuando se rompan las normas de convivencia establecidas.  Comienza recabando información de los alumnos presentes en el acoso, siempre por separado.  Hacerlo así te dará una información más objetiva y sincera por parte de las partes implicadas.  Intervén informando a los padres y a la dirección si se ha generado una situación de gravedad o con un alarmante potencial en relación al bullying.

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