La empatía es uno de los recursos más valiosos para luchar contra el bullying

Según las Naciones Unidas, 1 de cada 3 estudiantes de entre 13 y 15 años ha sido víctima de bullying al menos una vez en su vida. En España recientemente salieron a la luz los primeros datos oficiales acerca del bullying en educación primaria: un estudio elaborado por el grupo de investigación Imeca, de la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid a petición del Ministerio de Educación, reveló que casi el 10% de los alumnos dice sentirse acosado, y más del 4% confiesa haber acosado alguna vez. Es muy probable que durante los años de secundaria (para los que no contamos con estudios oficiales) la situación se agrave, puesto que, teóricamente, los conflictos se multiplican a priori.

Lucha contra el acoso y el ciberacoso

En España, la lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso está regulada por la Ley orgánica n.o 8 del 4 de junio de 2021. Sin embargo, esta lacra social está  aún muy lejos de ser frenada. 

Además de estos episodios que, por su trágico final, han saltado a los medios de comunicación, hay muchas historias sumergidas de acoso escolar o ciberacoso a las que nadie da voz.

Nunca se debe subestimar el problema

Si no se identifica y frena a tiempo, el acoso puede tener consecuencias para el individuo, algunas muy graves y con posibles repercusiones incluso durante la edad adulta.

El bullying puede conducir a la manifestación de ansiedad, inseguridad y baja autoestima y, en los casos más graves, incluso a la aparición de trastornos de estrés postraumático, depresión y autolesiones.

En los adolescentes, «una consecuencia puede ser el desarrollo del síndrome hikikomori, el aislamiento voluntario de las dinámicas sociales que causan malestar», comenta Unai Aso, psicoterapeuta del servicio de psicología online Buencoco.

El acoso escolar a través de los dispositivos o ciberbullying cada vez es más habitual entre jóvenes

El papel de la empatía para combatir el bullying

Numerosos estudios sobre la correlación entre empatía e intimidación han constatado que la capacidad de sentir empatía puede contribuir a la organización del comportamiento social y modular las características de las relaciones interpersonales. En efecto, la empatía y la sensibilidad hacia los demás llevarían a los individuos a moderar los comportamientos agresivos y violentos y a acudir en ayuda del otro en caso de dificultad.

¿Es posible aprender empatía? La respuesta es sí. «Cada individuo, durante su proceso de crecimiento, se desarrolla a lo largo de un continuo, hacia formas de empatía cada vez más evolucionadas. Aunque la empatía es una capacidad innata, a la que todos estamos predispuestos desde el nacimiento, su desarrollo está profundamente influido por nuestra experiencia y el entorno que nos rodea».Por eso es esencial fomentar un entorno empático y educar a los jóvenes en la empatía con el ejemplo, tanto en casa como en la escuela. «La educación emocional, de la que ciertamente no se puede separar la empatía, es la base para un desarrollo sano del individuo y de sus capacidades relacionales, y un antídoto eficaz contra cualquier forma de violencia y acoso», aseguran los portavoces del centro de psicología online Buencoco.

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