Tan doloroso como el acoso directo es el bullying por omisión

A la hora de pensar en el acoso escolar, generalmente nos viene una imagen a la cabeza:  La del niño “pegón” o “insultón” que abusa de otros niños más débiles. Este niño maltratador o bully, generalmente estará rodeado de un séquito de “malos” con los que torturar a sus víctimas.  Menos veces pensamos, sin embargo, en el niño que está y se siente solo en el colegio porque no tiene amigos.  Cuando a un niño nadie le hace caso y todos le ignoran podríamos hablar entonces de un bullying por omisión.

La omisión de estimulación social a un determinado niño, orquestada por los demás miembros de la clase, puede considerarse también un tipo de acoso escolar muy grave.

El efecto de la omisión de interacciones y lazos sociales

La agresión física es, efectivamente, una de las formas más habituales con las que se manifiesta el acoso escolar . Lo mismo sucede con el bullying verbal.  Sin embargo, entre los niños también hay otras formas de ejercer el maltrato entre ellos.  Hablamos del bullying por omisión.  Este se produce cuando se ignora totalmente a un niño haciéndolo sentir invisible ante los demás.

No todo en el acoso escolar es pegar o insultar, también existe el bullying por omisión si se da de lado a un niño de forma sistemática

El niño víctima, en este caso lo es por exclusión social, porque se le está discriminando, dando de lado y menospreciándolo constantemente al no incluirlo en las actividades e iniciativas que toma el resto del grupo.  La falta de apoyo social en el niño tendrá graves consecuencias para él, afectando directamente a su autoestima y a la seguridad en sí mismo.

Nuestra necesidad de pertenencia al grupo se manifiesta desde la infancia, y es especialmente importante para el desarrollo emocional del niño.

La herramienta sociométrica BuddyTool detecta las víctimas de acoso escolar y a los niños en riesgo de exclusión social que padecen el bullying por omisión.

La importancia de detectar a los niños que se sienten solos

Las personas somos seres sociales.   Y como tal, necesitamos el contacto personal con otros desde que nacemos. Esta necesidad de relacionarnos permanecerá viva en nosotros durante toda la vida, haciéndonos buscar permanentemente la interacción con otros.

¿El niño tiene amigos?  ¿Le hacen caso los demás compañeros de clase? Sin necesidad de ser el más popular de clase, todo niño necesita apoyos sociales.  Si no los tiene se le puede considerar víctima de un bullying por omisión.

Y aunque a priori parece que la palabra “relación” conlleva un contacto o interacción con otra persona, no es necesariamente así.  Pueden existir relaciones negativas o construirse a partir de la indiferencia y evitación del contacto social. Este tipo de relaciones se dan mucho en el aula escolar, y como padres debemos estar pendientes de nuestro hijo, conocer cuáles son sus lazos sociales y la naturaleza de estas relaciones.

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