Ya nos piden clave para todo

La mayoría de los servicios que se prestan on-line exigen un registro con usuario y contraseña

Con la aparición de los cajeros automáticos en los años 70 comenzamos a familiarizarnos con las contraseñas. Pero en aquel entonces nadie podía imaginar que aquello era el inicio de una “gran amistad” de carácter vitalicia con pines, contraseñas, y demás claves de acceso.

En la actualidad todos los accesos de nuestra vida están condicionados por contraseñas:   protegemos nuestro smartphone con pin de acceso, seguimos sacando dinero con un código numérico, nos registramos en cientos de webs proporcionando un nombre de usuario y contraseña…   Incluso para entrar en casa, hay que conocer el código para desconectar la alarma.

Las claves de acceso nos proporcionan seguridad, pero también son un problema, por cuanto suponen un quebradero de cabeza para poder acordarnos de todas y cada una de ellas. Para resolverlo, son muchos los que toman el atajo de poner siempre la misma clave para todo, pero éste puede ser un truco peligroso, ya que, si descubren este código secreto, número pin o palabra clave, una persona con malas intenciones podría acceder a diferentes recursos personales como el correo electrónico o nuestras cuentas bancarias.

A los niños hay que educarles en el concepto de mantener su seguridad, dándoles las explicaciones necesarias y de acuerdo a su edad.  Con los más pequeños será bueno utilizar metáforas como «cerrar la puerta de casa», «tener la llave y no perderla», etc.  No hay que inculcarles miedo, sino una cultura en la que la precaución y la seguridad sean consignas fundamentales.  En cualquier caso, cuando son pequeños los padres deben conocer las contraseñas de sus hijos por precaución y control parental.

Los hackers se especializan en descubrir nuestras contraseñas

Hay una tendencia a cometer todos el mismo error a la hora de poner las contraseñas, y los hackers utilizan nuestra debilidad para descubrirlas.

Elige una contraseña segura

Jamás se deben poner nombres de familiares o seres cercanos, o palabras que contengan un significado que se pueda adivinar desde fuera.

Errores comunes a la hora de poner contraseñas:

-Incluir sólo caracteres numéricos.

-Poner cuatro números correlativos. Está comprobado, además, que casi siempre son 1234, según los estudios.

-Poner siempre el mismo nombre de usuario, que suele coincidir con el de nuestra cuenta de email.

-Poner siempre la misma contraseña en distintos sitios.

-Poner fechas significativas como el propio cumpleaños o el cumpleaños de alguno de nuestros hijos.

Consejos para poner claves seguras:

-Escoger una clave con más de 8 caracteres que incluyan números, letras y signos alfanuméricos si los aceptan. De no hacerlo así, jugar con las mayúsculas y las minúsculas.

-Utilizar distintas claves para cada sitio. Esta clave puede ser una palabra o sílaba relacionada con el asunto en cuestión y que nos sirva de recordatorio semántico, a la que se le apliquen más signos después. Por ejemplo, las dos primeras letras de la contraseña serán las del sitio en el que nos registremos, seguidas de otra palabra que deformaremos siguiendo una fórmula secreta.

Crear un algoritmo es lo mejor

La creación de algoritmos es muy útil para conseguir contraseñas seguras. Después conviene  guardarlas en un documento que esté, asimismo, guardado en un lugar seguro.

Cómo crear un algoritmo secreto:

Es posible y muy recomendable crear una contraseña compleja aplicando una fórmula por la que convertiremos el nombre más sencillo en una clave prácticamente imposible de adivinar.

Por ejemplo, para la contraseña “Gonzalo”:

-Cambiar la primera y la segunda letra por mayúsculas: GonzalO

-Sustituir las vocales por números, según algún criterio que escojamos, como puede ser (a,e,i,o,u = 2,4,6,8,10): G8nz2lO

-Incluir algún símbolo alfanumérico al principio o al final: G8nz2lO_

-Sustituir las letras o números por la que está al lado en el teclado

-Añadir una fecha con significado pero sumándole o restándole un número.