Las recientes medidas contra el coronavirus nos permiten ir saliendo de casa de forma controlada, pero algunos niños sienten miedo al desconfinamiento

El pasado 26 de abril comenzó la escalada hacia el desconfinamiento para los menores de 14 años. En esta nueva fase de lucha familiar contra el Covid-19, los niños pueden pasear aplicándose la norma de los tres unos:  1 kilómetro, 1 hora, 1 progenitor.  Pero lo que parece un alivio para las familias puede convertirse también en todo un reto.   La existencia de nuevas normas de conducta y de higiene obligan a un ejercicio de reeducación infantil que, en algunos niños, puede derivar en el miedo al desconfinamiento. ¿Cómo podemos ayudar los padres en este caso?

Las reglas de la “nueva normalidad” y sus restricciones pueden asustar a algunos niños

 

Los padres debemos ayudarles a gestionar la situación para evitar que sientan temor durante estas nuevas salidas a la calle

 

Mensajes que pueden vivir con contradicción

Llevamos semanas hablándolos de la importancia y de la necesidad de no salir de casa.  En cambio,  ahora sí que pueden salir, pero toca educarlos para jugar en la calle, pero con un montón de restricciones difíciles de compatibilizar con la naturaleza infantil de tocarlo todo y acercarse entre ellos.  Esta nueva coyuntura hace que algunos niños sientan miedo al desconfinamiento y se planteen preguntas.  ¿Por qué antes no se podía y ahora sí?  ¿Qué ha cambiado?  ¿Y si me contagio del coronavirus? 

¿Cómo manifiestan los niños el temor a salir de casa?

No todos los niños responden igual ante el estrés.  Por el contrario, cada niño es único, y procesará la situación de forma muy diferente.  Así lo explica la psicóloga y psicoanalista Carolina Álvarez Sicilia, miembro de Top Doctors.

“En momentos de estrés agudo y prolongado, los niños pueden tener síntomas somáticos, los cuales hablan de la imposibilidad de metabolizar mentalmente lo que les pasa. Estos se manifiestan con dolores de cabeza, dificultad para respirar o dolores de tripa. Los niños más grandes también pueden sufrir síntomas físicos, pero, además, sentir ansiedad, miedo intenso, pesadillas, llanto sin motivo aparente, ataques de rabia, ingesta excesiva de comida, cambios bruscos de humor, entre otro”, explica.

Algunos niños pueden acusar este miedo de forma velada a través de síntomas físicos, pero sin hablar de ello  

Álvarez Sicilia nos previene especialmente de los niños inhibidos y con mayor dificultad de expresar lo que sienten.  “Estos niños que aparentemente no sufren pueden estar pasándolo muy mal. Pueden estar íntimamente convencidos de que no pueden compartir sus miedos y, en consecuencia, quedarse solos y abrumados por la angustia”, asegura la psicóloga.

Lo esperable es que un niño se inquiete y haga preguntas. Pero hay niños silenciosos que se esfuerzan por mostrar normalidad.
6 consejos para perder el miedo al desconfinamiento y evitar el «Síndrome de la cabaña»

La experta recomienda tratar de ir normalizando la situación paso a paso, observando al niño, acompañándolo emocionalmente y respondiendo a todas sus dudas.  Estas son sus recomendaciones:

Ser consciente del propio estado de ánimo: los niños dependen de los mayores para modular sus emociones. Por ello, es recomendable que el progenitor reflexione sobre su estado de ánimo y sobre si está preparado para salir de casa. Un padre o madre angustiado difícilmente podrá crear las condiciones para que un paseo sea agradable.

Tiempo al tiempo: salir es una posibilidad, no una obligación. Niños y mayores deben darse tiempo para readaptarse de forma progresiva a la nueva realidad. Asimismo, no debemos pensar que el confinamiento puede derivar en patologías como la agorafobia o el síndrome de la cabaña.

 

Recordemos que no es obligatorio salir y que se pueden adaptar progresivamente. Mientras estén en casa, procura que no abusen de los dispositivos  para evitar el ciberacoso durante el confinamiento, así como otras amenazas de internet

 

La creatividad da confianza: La mente infantil puede haber diseñado una imagen del virus como un bicho enorme, por lo que hay que dedicar tiempo a encontrar explicaciones creativas para calmar a los más pequeños. Esto les ayudará a que no sientan miedo a salir de casa. Un argumento tranquilizador, es que hay muchas personas en todo el mundo, dedicadas a acabar con este virus.

Ser una piña: Un niño que se siente tomado en cuenta se ajustará mejor a la nueva situación. Es importante hacer al niño partícipe de todo el proceso preguntándole, por ejemplo: ¿estás de acuerdo?

 Explicar en qué va a consistir “el plan”: lo ideal es plantear a los más pequeños la salida como un plan a realizar, con las condiciones que se deben cumplir, así como las consecuencias de no hacerlo, adaptando la información a su edad. Esta debe ser transmitida en un lenguaje simple y basado en hechos.

Los más pequeños tienden a rellenar con sus miedos la falta de información, por lo que un niño informado no dejará espacio por el que se cuelen sus temores. A través del juego se detectan los problemas del niño en edad escolar. 

 

Dibujar y escribir sentimientos: este proceso no acaba en el paseo. Al llegar a casa podríamos pedirle al niño que haga un dibujo del paseo y que nos cuente una historia de su dibujo. De este modo tendremos pistas sobre sus temores y preocupaciones. También podemos usar títeres o muñecos con los que podrá expresar lo que siente.

 

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