El bullying se cobra cientos de víctimas todos los años llegando a cometerse muchos suicidios por acoso escolar

Patricia Peyró @kontrolparental

Cada cierto tiempo nos estremecemos escuchando o leyendo una nueva noticia acerca del suicidio de algún adolescente. El suicidio es, de hecho, una de las principales causas externas de muerte en jóvenes, afectando más a hombres que a mujeres.  Cuando se produce en el caso de niños y jóvenes podemos imaginar el intenso sufrimiento al que han estado sometidos antes de dar el paso a terminar con su vida.  En este lance muchas veces se encontrará una falta de apoyo social cuando no sean directamente casos de suicidios por acoso escolar.

El de Amanda Todd, en el año 2012, fue de los casos más conocidos de bullying, conmocionando a la opinión pública y alertando de la peligrosidad del ciberbullying como potencial instigador al suicidio

El suicidio:  un tema tabú

Este mal se cobra alrededor de 200 mil suicidios al año entre jóvenes de entre 14 y 28 años según un informe realizado por la Organización Mundial de la Salud junto a Naciones Unidas.  Por su parte, la asociación británica Beat Bullying declara que, dentro de la Unión Europea, hasta 24 millones de niños y jóvenes al año son víctimas de acoso y maltrato por bullying. Reino Unido parece ser, según la ONU, el país más afectado por el bullying, seguido por Rusia, Irlanda, España e Italia.

El acoso, que pasa a llamarse “ciberbullying” cuando se produce en el entorno de internet, constituye una “realidad incómoda” para todos los implicados (colegios, padres de los acosadores, padres de los acosados…),  y sin embargo, cada vez se toma más en serio a medida que se conoce la magnitud del fenómeno, hasta el punto de convertirse en materia de interés institucional en muchos países del mundo por su alta prevalencia, dadas las graves consecuencias que tienen para el menor, así como por la dificultad de su detección inicial y de su abordaje posterior.

El suicidio se tiende a ocultar por las familias por la vergüenza asociada al sentimiento de culpa por no haber sido capaces de evitarlo.

¿Por qué se produce el acoso hasta esos límites?

La expresión “los niños son muy crueles” nos da alguna explicación al fenómeno: los niños tienen una manifiesta falta de madurez les impide empatizar lo suficiente con los demás, y por ello suelen aprovechar los “defectos” de sus compañeros, sean reales o imaginarios, para ridiculizarlos y así convertirse en protagonistas, o sentirse mejor y más fuertes a los ojos de los demás.

Las palabras que se dirigen con malas intenciones pueden hacer un enorme daño a los niños y adolescentes que todavía no tienen recursos para enfrentarlo por su falta de madurez, ni tampoco saben discriminar entre la gravedad de unas palabras que, inicialmente, pueden tratarse de una broma.  Por otro lado está el agravante de la difusión vírica alcanzado a través de las redes sociales y canales de chat como el os WhatsApp.

Los padres deben exigir en los colegios algún protocolo o test que permita la detección del bullying

La prevención es responsabilidad de los padres y educadores

El papel de los padres para prevenirlo es fundamental, ejerciendo una tutela responsable sobre cómo utilizan sus hijos las nuevas tecnologías. También es vital el papel de los docentes y educadores, pues es precisamente a partir del ámbito escolar donde se señalan las víctimas y se inician las campañas, debiendo el profesorado detectar la aparición de estas conductas e informar sobre las graves consecuencias de este acoso a los padres.

A través del sociograma online TheBuddyTool es posible identificar, en una prueba de pocos minutos, quiénes son las víctimas y los agresores del bullying en clase. Disponible en TEA Ediciones, aquí.

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