El sexting es una práctica consentida muy habitual en jóvenes pero lamentablemente muchas veces sexting y sextorsión a niños van de la mano

Patricia Peyró @kontrolparental

Pocas cosas pueden amedrentar e inhibir tanto a una persona como el verse chantajeada con que se muestre o haga pública una imagen íntima y de carácter sexual.  Este hecho es conocido como sextorsión y sus víctimas más frecuentes son adolescentes.  Sin embargo, los ejecutores del chantaje sexual a niños y jóvenes suelen ser muchas veces adultos.  Evitar el sexting y sextorsión a niños hará necesario conocer los mecanismos de la psicología y comportamiento adolescente para dirigirnos a ellos de una forma realista.

Con internet y el uso generalizado de los dispositivos han llegado a nuestro vocabulario nuevas palabras: ciberbullying, texting, phubbing, grooming, sexting…  Y lo peor de todo es que ninguna trae nada bueno, sino que están vinculados a malos usos de la tecnología y a sus amenazas. Dentro de estas prácticas más peligrosas se encuentran el sexting y la sextorsión a niños, facilitados en gran medida por la disponibilidad de los menores para intercambiar imágenes sin control ni sentido de la responsabilidad.

Nos guste o no, muchos adolescentes practican el sexting, por lo que es mejor darles la opción de practicar un sexting seguro

El sexting, una práctica común entre adolescentes

8 de cada 10 jóvenes de 15 a 16 años en España tiene móvil, según un Estudio sobre seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles españoles, realizado por el Observatorio INTECO y Orange.    Este hecho exento de riesgos, y el sexting es uno de ellos:  con estos dispositivos de los que apenas se separan, los niños pueden hacer circular imágenes con total libertad.

¿En qué consiste?  El mecanismo del sexting es muy simple:  los adolescentes intercambian imágenes privadas e íntimas entre ellos, muchas veces subidas de tono o explícitamente sexuales, sin tener en cuenta que, tras hacerlo, pierden el control, y podrían desembocar en una difusión vírica y no autorizada.

Dentro de las prácticas más peligrosas favorecidas por la tenencia de dispositivos propios por parte de los adolescentes se encuentra el sexting, y éste puede llevar a una posterior sextorsión

Con la sextorsión se atenta contra la privacidad y el derecho a la imagen

¿Por qué lo hacen?

“Los jóvenes tienen la cualidad de no ver el peligro y de disfrutar de las situaciones de riesgo y en cierto modo extremas, que les hagan sentirse especiales y merecedores de la popularidad y admiración de otros chicos de su misma edad”, explica la psicóloga Aurora Gómez.   “Esta situación se agudiza también en las relaciones de pareja y en la pasión suscitada por estas, que lleva, fundamentalmente a las niñas, a exhibirse y entregarse sin limitaciones a sus parejas sexuales del momento, enviándole fotos comprometidas confiando en que nunca se llegarán a hacer públicas”, aclara la experta.  “Lejos de ser así, se exponen a que al término de la relación, estas imágenes deriven en conductas de sextorsión o chantaje sexual”.

Los jóvenes no tienen recursos ni saben enfrentarse a una situación de chantaje sexual o sextorsión, en parte por la vergüenza que les produciría que los hechos se llegaran a conocer por su padres

Cuando la sextorsión proviene de un adulto

No siempre el chantaje sexual proviene de alguien de la misma edad.  De hecho, es uno de los mecanismos más frecuentes de las fases avanzadas del grooming o acercamiento al menor por parte de predadores sexuales adultos.

“La sextorsión o chantaje sexual se producen fundamentalmente en el grooming o en casos de violencia de género”  Con el chantaje se pretende someter a la víctima a algún tipo de abuso sexual, conseguir algún tipo de bien material y económico, o simplemente dominar su voluntad, minar su autoestima o incurrir en la práctica del ciberbullying, con el consiguiente riesgo de depresión y conductas suicidas o autolesivas del niño afectado.

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Sexting selfie

Con la aparición de los SMS florece una nueva forma de comunicación sexual con el envío de imágenes y vídeos de contenido erótico a través del teléfono móvil.

Por Patricia Peyró @kontrolparental

La palabra proviene del inglés, y en ella se contraen dos significados: sexo (SEX) y texting -envío de mensajes cortos- (TING). Además, se refiere específicamente al envío e intercambio de imágenes sexuales que se producen entre jóvenes y adolescentes empleando el móvil  por ser ellos los principales usuarios de este fenómeno.

Hay que diferenciar el Sexting del envío de fotos o vídeos pornográficos, no necesariamente vinculados a esta práctica cada vez más común entre los jóvenes.

En España 8 de cada 10 adolescentes de 15 a 16 años posee su propio teléfono móvil, con el que la mayoría (más del 88%) hace fotografías, que envía a otras personas (48,2%) y publica en Internet (20,8%).  Estas  son las conclusiones del Estudio sobre seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles españoles, realizado en el 2010 el Observatorio INTECO y Orange.

La disponibilidad del dispositivo con el que poder enviar imágenes propias junto con el desconocimiento de las posibles consecuencias de perder el control de una imagen privada resultan en el mejor caldo de cultivo para una difusión vírica y no autorizada de imágenes que, posteriormente, podrán desembocar incluso en el peor hostigamiento del ciberbullying.

El libertinaje extremo de los adolescentes está influido por modelos sociales en los que se producen una sexualización permanente en el comportamiento.

El libertinaje extremo de los adolescentes está influido por modelos sociales en los que se producen una sexualización permanente en el comportamiento.

El Sexting puede derivar en conductas de Sextorsión (chantaje sexual) y ciberbullying, siendo éste una de las mayores causas de suicidio entre los adolescentes.

El Sexting puede derivar en conductas de Sextorsión (chantaje sexual) y ciberbullying, siendo éste una de las mayores causas de suicidio entre los adolescentes.

Veamos cómo se produce el Sexting en este vídeo de Pantallas Amigas.

Se acabó el "ignoring" a los padres

Sin tener ningún conocimiento de programación, la artífice de IGNORE NO MORE ha conseguido materializar esa “venganza” con la que todos los padres soñamos cuando nuestros hijos no contestan al teléfono.

 

Por Patricia Peyró @kontrolparental

¿Dónde están los límites del control parental? ¿Es lícito “castigar” al hijo adolescente sólo por ser adolescente y pasar de las llamadas inquisitivas de su madre? Este debate no ha parecido importarle demasiado a Sharon Standifird, madre y creadora de la App IGNORE NO MORE, quien ha cortado la discusión por lo sano con una App que está dando mucho que hablar.

El escenario es demasiado familiar para cualquier madre de un hijo adolescente: llama a su hijo, y éste no contesta. ¿Por qué? No se sabe, pero seguramente no contesta porque no quiere o porque pasa. Sharon, esta mamá estadounidense del estado de Texas, harta de estos desplantes telefónicos, se puso manos a la obra para dar con una solución con la que su retoño se viera obligado a contestar el teléfono.

Pero, ¿cómo controlar su comportamiento a distancia? Aunque su creadora podía haber estudiado una fórmula para premiar su conducta, en IGNORE NO MORE se hace lo contrario: no contestar el teléfono está penalizado y la consecuencia es que el móvil no se activa hasta que devuelves la llamada.

El bloqueo del teléfono se activa cuando el niño no contesta a las llamadas o a los mensajes de texto. A pesar de ello, el teléfono permite llamar a emergencias o al teléfono de los propios padres. Cuesta 2 dólares y por el momento está disponible para ANDROID.

Contestar o bloquear, ésa es la cuestión

IGNORE NO MORE: El vídeo con la historia de cómo se creó

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