
En la vida digital también nacen y se desarrollan modas. La del selfie no puede pasar desapercibida al ser cada vez más popular
Por Patricia Peyró
Por qué nos sacamos fotos
El deseo del hombre de autorretratarse no es nuevo. De hecho, la historia del arte está plagada de buenos ejemplos: Frida Kalho, Vincent Van Gogh… Son muchos los artistas que han plasmado su propia imagen para la posteridad. Pero, en la era digital, ¿qué queremos transmitir con el selfie?
Perfil psicológico del adicto al selfie
En la actualidad cada vez despierta más interés el fenómeno de los selfies en la medida en que se empieza a relacionar con problemas psicológicos, fundamentalmente relacionados con la autoestima.
El Dr. y psiquiatra Luthe Copenhagen reporta en TheNewsleak.com cómo dos de cada tres de sus pacientes con alteración de la auto-imagen (sintomatología propia de la anorexia nerviosa y de otros trastornos de la alimentación) presentan, además, la conducta compulsiva de colgar selfies en redes sociales. “Será necesaria una terapia cognitivo conductual para que el paciente reconozca sus síntomas y aprenda a moderarlos”, explica éste.

A nivel psicológico, los amigos de los selfies se encuentran en alguno de los dos extremos del narcisismo más acusado o la falta de autoestima.
La dependencia o adiccción al teléfono móvil asimismo encaja muy bien con el perfil de personalidad que tiende a colgar y compartir sus propias fotografías en internet. Aunque es difícil generalizar, la adicción al móvil y a las redes sociales puede vincularse a personas que necesiten de forma especial encontrar la aprobación social, el reconocimiento y la popularidad.
Las características propias de las habilidades sociales son independientes en la vida real y la virtual. El tímido se puede “soltar” en el medio de las redes sociales y en su vida cotidiana pasar totalmente inadvertido. Por otro lado, hay mucha falsedad y sólo se expresa una parte de la realidad, que además puede estar manipulada. O sea que pueden darse casos de “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”

Los propios selfies van evolucionando: se llevan mucho los selfies en grupo, que vienen a decir: “mira qué cool soy”, “mira qué amigos tengo…” También se llevan los selfies tomados en condiciones extremas o de alto riesgo con los que más de uno se ha llevado un susto.

Las chicas son más tendentes a hacerse selfies que los chicos, aunque la adicción a los selfies va a depender sobre todo del grado de histrionismo personal más que del sexo.
La influencia de las “celebrities”
Las llamadas “celebrities” tienen gran responsabilidad en la propagación de este fenómeno entre sus miles de followers adolescentes, que tenderán a imitarlos.
Los famosos utilizan el móvil como escaparate de su propia marca reflejando en todo momento sólo lo que quieren mostrar, casi siempre felicidad y glamour, para así mostrarse atractivos a los demás y fomentar su popularidad. Es una pose que forma parte de su trabajo, pero que está dejando poso entre los más jóvenes.
Peligros de los selfies
Los adolescentes son los principales usuarios de los selfies. Pero esta moda, aunque divertida y narcisista, no está libre de peligros para los jóvenes carentes de madurez:
-Ser objeto de burlas por los amigos o compañeros propiciando el “ciberbullying”
-Propagación de la foto con efecto viral
-Si la foto es de carácter sexual, puede usarse como “Sexting”
-Fomentar la obsesión sobre la apariencia física, la autoobservación y la tendencia a tener una imagen distorsionada de uno mismo.