Nuestros jóvenes ¿en peligro de no saber ni hablar ni escribir con propiedad?

Estamos en la era de las nuevas tecnologías, y la última generación no conoce un mundo sin internet ni dispositivos.  La velocidad a la hora de comunicarnos es un valor que nadie cuestiona a la hora de evaluar el rendimiento y la productividad. Cosas como los telegramas o el fax son ya parte de la historia desde que existe el correo electrónico y desde que aparecieran las Apps de mensajería instantánea. Sin embargo, esta nueva forma de comunicarse “no es gratis” e incide directamente en la forma en que los jóvenes aprenden a hablar y a escribir.

 

La comunicación digital puede alterar o simplificar el desarrollo del pensamiento y de las ideas complejas

Nuestros jóvenes ¿están en peligro de no saber ni hablar ni escribir con propiedad?

Los niños de la conocida como generación Z, nacidos a partir del año 1995 han aprendido a comunicarse de forma más táctil que con interacciones reales, siendo además muy propio de su lenguaje la expresión a través de grafismos como los emoticonos o las abreviaturas que los representan, juntando varios signos de puntuación como puedan ser estos: “ : )” “ : = ) “

Tal y como sospechábamos, el lenguaje digital afecta al modo en que los niños hablan y escriben, e incluso un estudio de la  Universidad de Lancaster  puso de manifiesto que los niños de hoy tienen mucho menos vocabulario que los adultos de su generación precedente. En concreto, casi el doble.

¿Cómo se traduce la falta de vocabulario?  Según los expertos, en las abreviaturas, símbolos y en la tendencia a simplificar las frases.  Todo  ello está en relación con el efecto de «prisa» y ansiedad por realizar una comunicación cada vez más rápida.  Además, como resultado de economizar esfuerzos a la hora de escribir, los textos suelen ser poco meditados, impidiendo el desarrollo léxico del lenguaje más allá de lo justo para comunicarse.

 

Los adolescentes se pueden ver turbados ante una conversación telefónica real

Los adolescentes confunden lo formal con lo informal 

 

¿Cómo detener el daño del lenguaje digital y que no deteriore la capacidad expresiva de los más jóvenes?

Desde la psicología advierten que luchar contra ello es estéril, pero lo que sí hay que hacer es fomentar la conciencia juvenil de los diferentes contextos y de cómo se debe actuar en ellos.   Esta sea, posiblemente, una de las mayores enseñanzas que les podamos dar los progenitores:  el que aprendan a saber estar en las distintas situaciones y en base al grado de formalidad exigida.

Además es muy conveniente que los propios padre busquen, paralelamente, la mejora en la expresión oral generando conversaciones extensas con sus hijos en las que obliguen al niño a reflexionar y a expresarse largo y tendido.  Para conseguirlo, habrá que procurar, primero, una mejoría en la comunicación con nuestros hijos.   Esto, por otra parte, les hará niños más seguros de sí mismos, e incrementará también su confianza en nosotros para abordar distintos temas de conversación, cualesquiera que sean.

Enseñemos a nuestros hijos a leer, a escribir, ¡y a hablar!

Enseñemos a nuestros hijos a leer, a escribir, ¡y a hablar!

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