El ciberacoso puede producirse de distintas maneras.  Aprende a identificarlas

El concepto de ciberacoso o ciberbullying no nos pasa desapercibido desde hace ya algún tiempo.  Nacido con internet, el ciberacoso ha ido evolucionando al compás de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).  Tanto es así, que esta forma de bullying online ha acabado por convertirse en una práctica que puede ser tanto independiente como complementaria al acoso escolar convencional.  Por ello es tan importante conocer las distintas fórmulas y manifestaciones del ciberacoso.

 

 

 

El ciberbullying tiene distintas maneras de manifestarse, algunas de ellas difíciles de detectar para el adulto

 

 

Ciberacoso en tiempos de la Covid-19

En tiempos de pandemia por coronavirus, la educación ha diversificado sus escenarios a marchas forzadas. Los resultados a largo plazo aún están por ver, pero lo que sí podemos constatar son algunos de sus efectos más inminentes.  Siendo la enseñanza a distancia una realidad en el presente educativo de nuestros hijos, vemos que, al margen de las consecuencias en el aprendizaje, se están produciendo otro tipo de efectos.  Concretamente sociales.  El decremento de las relaciones reales a favor de las interacciones virtuales deviene en una serie de riesgos de aparición de comportamientos de ciberacoso.

El ciberacoso se ha multiplicado durante la pandemia y las etapas de confinamiento, al ser internet la única vía de interacción entre los niños

Como consecuencia de la educación a distancia impuesta por la pandemia, ya sea total o parcial, gran parte de las interacciones con otros niños se van a llevar a cabo a través de algún tipo de dispositivo conectado a internet.

 

Los escenarios típicos del ciberacoso

Sabemos el vehículo a través del cual tiene lugar:  móvil, email, WhatsApp, redes sociales… Y que se caracterizan, fundamentalmente, por su repetición e intencionalidad  Pero, al igual que sucede en el acoso escolar presencial, algunas de sus manifestaciones son algo más sutiles y difíciles de detectar.

 

Desde Educacyl, el Portal de Educación de la Junta de Castilla y León, recogen algunas manifestaciones como las menos asociadas a las fórmulas más frecuentes de acoso:

 

-Acecho y ciberataques.  Ciberacoso no se refiere únicamente a  la publicación de mensajes y textos con contenido indeseado.  A veces también los acosadores pueden hacer uso del spyware o incluir el envío de virus informáticos y ciberataques.  La consecuencia en la víctima podrá ir, desde el malestar, al daño psicológico severo y el miedo a conectarse a internet.

 

Las redes sociales y los grupos de chats ofrecen una buena oportunidad para afianzar lazos y relaciones sociales y amistades, pero a la vez sirven para dejar fuera a algunos niños.  Estas exclusiones se pueden detectar a través de la aplicación de un test sociométrico online en el colegio

 

-La exclusión y el rechazo. La exclusión online puede ser más difícil de detectar que en la vida real. Sería un tipo de acoso por omisión, presentado en el caso del ciberacoso, a través de las redes sociales y de los grupos de mensajería instantánea.

 

En el marco de las redes sociales y grupos de mensajería pueden producirse situaciones de rechazo y exclusión social hacia un determinado niño, con importantes consecuencia emocionales

 

-La ciberdelincuencia, expresada por el robo de identidad, el acceso no autorizado o la suplantación de identidad. Este tipo de acciones también se pueden utilizar como forma de ciberacoso.  Basta con emplear y copiar la información de otra persona y utilizarla con fines ilícitos.  Estas formas de ciberacoso también pueden referirse a las situaciones de eliminación de información personal de un usuario, a las situaciones de suplantación de identidad o a la difusión de información personal.

 

El ciberacoso puede expresarse a través de la publicación y difusión de información privada de la otra persona en sitios públicos, a veces suplantando la identidad del otro, o haciéndose alguien pasar por quien no es

 

-La manipulación. La manipulación es una forma de ciberacoso muy poco considerada por su dificultad a la hora de detección. Los ejemplos incluyen la presión ejercida sobre un usuario para revelar información personal o para concertar una cita. A menudo implicará un acercamiento hacia el niño por parte de un adulto con fines ilícitos o sexuales, a través del grooming.

 

Cualquier tipo de ciberacoso va a socavar el equilibrio del niño, produciéndole un malestar incompatible con su bienestar físico y emocional, y afectando a sus relaciones familiares y rendimiento en el colegio.

 

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